Parece que los nuevos se han acostumbrado a la tradición de este edificio. Esta vez la alarma ha sonado a una hora normal así que el frío no ha sido muy terrible, y además me ha dado la oportunidad de conocer a una chica de mi planta y otra de la planta de arriba. Me han dicho que hay bastantes españoles viviendo aquí y que una de sus mejores amigas es de Barcelona. ¡Al final resultará que podré hablar en castellano en casa y todo!
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